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Final de temporada

Los molinos de la mente: las claves de ‘Separación’, temporada 2


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La segunda temporada de 'Separación' ha concluido con un episodio final brillante, plagado de momentos conmovedores y escenas icónicas, y que probablemente será considerado un clásico el día de mañana. Pero el universo de Lumon ha abierto tantas y tan estimulantes puertas que tenemos que dedicar un espacio a pensar en ellas.

Mark y Helly R. en 'Separación'.

Llevo casi tres lustros trabajando para la misma empresa y, desde hace algún tiempo, cuando recorro los pasillos de mi espacio laboral, me sorprendo a mí mismo fantaseando con una cámara invisible que me graba mientras intento desarrollar un estilo en mis andares, con la espalda recta y vigilando el movimiento de mis brazos. La culpa la tiene Separación, serie de televisión de Apple TV+ que se ha metido en la cabeza de los cultistas televisivos con un ímpetu que había empezado a temer que había desaparecido desde los cada vez más lejanos días de Twin Peaks: The Return o The Leftovers, salvo honrosas excepciones como la estupenda Evil o Yellowjackets. Separación T2

Tras tres años de espera, por fin volvió a la pequeña pantalla el programa que más comentarios genera en redes y que, hoy por hoy, ha heredado la responsabilidad de ser el mayor exponente de los llamados Mystery Box Shows, aquellas series de larga duración, numerosos personajes y compleja mitología cuyos misterios se van revelando poco a poco, como en su día fueron Perdidos o Expediente X. Separación T2

Con sus peros y sus deslices, la segunda temporada ha sido un esplendoroso triunfo

La primera temporada de Separación fue modélica en forma, en presentación y desarrollo de personajes y de los misterios de Lumon. La segunda temporada planteaba dudas. Tanto por el retraso en su producción (del que el showrunner del programa Dan Erickson ha culpado tanto a la huelga de guionistas como a la pandemia, pero en los mentideros de la industria se habló también de un conflicto interno entre Erickson y el otro guionista principal del programa, Mark Friedman) como por la necesidad de expandir un universo que había funcionado tan bien siendo algo cerrado y hermético. Ya no había vuelta atrás.

Las revelaciones acerca de Irving, Dylan y muy especialmente Helly R., y la sorpresa acerca de Gemma obligaban a expandir el universo. Provocaba escalofríos, series que tuvieron inicios espectaculares fueron perdiendo fuelle precisamente por la necesidad de alterar su status quo (obviamente no tiene por qué ser una opinión compartida, pero me vienen a la mente los casos de Legion o Westworld), pero por otro lado mantener dicho status nos hubiera provocado la sensación de que nos estaban engañando…Separación T2

Separación

Andrew Scott es Mark Scout en ‘Separación’.

Con sus peros (una mayor dispersión en personajes y tramas, algo inevitable, pero no todas de igual interés), con sus deslices (el espectador tiene que poner de su parte para aceptar el mecanismo de la ficción; tampoco creo que sea realmente factible cuestionar el mundo de Lumon mientras lo desconozcamos), la segunda temporada ha sido un esplendoroso triunfo. Ha mantenido el interés de la primera entrega, ha llevado aún más lejos a sus protagonistas, y ha dotado de mayores matices a algunos de sus secundarios: especialmente Gemma y Cobel. (Inciso: aunque ha tenido grandes momentos, la tercera temporada nos debe un episodio dedicado a Milchick). Y ha tenido, como mínimo, tres capítulos (Woe’s Hollow, Chikhai Bardo y Cold Harbor) que pueden estar, tranquilamente, en cualquier lista de lo mejor del año. Separación T2

Repasemos pues algunas de las claves de esta segunda temporada, haciendo el ejercicio de buscar referencias en series del ayer, películas o novelas que, tal vez, hayan influenciado al equipo de Dan Erickson en la escritura de esta segunda entrega:

Tiempo desarticulado

Si tienen intenciones de leer la novela de Philip K. Dick cuyo título estoy referenciando, por favor, sáltense esta parte. He pensado en dicho libro en un par de ocasiones en esta temporada, intentando hacerme una idea de dónde están ubicados realmente los fueris. Dado que parecen vivir en un mundo que combina tecnología del presente como el pasado, recordé que en la novela el personaje descubría que en realidad estaba viviendo en una “recreación” de una era idealizada (los 50 en aquel libro), no realmente en esa época como él pensaba (estaba realmente a finales de los 90). Separación T2

En esta segunda temporada empiezan a surgir dudas sobre la realidad en la que está ubicada el universo “real” de ‘Separación’

Lo que había ocurrido es que los Estados Unidos estaban en un conflicto bélico y el personaje principal tenía un don innato para descubrir donde iban a sucederse los bombardeos del enemigo, por lo que edificaban una ficción a su alrededor tras borrarle la memoria (y el lector le acompaña creyendo que la novela sucede en 1959). Así, participaba en un concurso de adivinar donde iba a aparecer “el hombrecillo verde” marcando unos puntos concretos de unas casillas en una revista, ignorando que inconscientemente estaba adivinando donde iban a sucederse los bombardeos del enemigo.

El uso del concurso recuerda a los “números siniestros” de Separación: obviamente no en su finalidad, pero sí en la forma (el hecho de diseñar toda una escenificación alrededor de un sujeto con un don para encontrar unas series concretas). Además, en esta segunda temporada, especialmente en el episodio protagonizado por Patricia Arquette, Sweet Vitriol, empiezan a surgir dudas sobre la realidad en la que está ubicada el universo “real” de Separación. T2

Separación

Patricia Arquette en el capítulo ‘Sweet Vitriol’.

Más que una guerra mundial, los logos de Lumon en el pueblo de Cobel hacen pensar que hubo un desastre de tipo económico que terminó consumiendo a algunas comunidades, y esta segunda temporada han potenciado más los escenarios fríos y deprimentes (que también estaban presentes en la primera, pero quizá de manera más moderada), y que han servido de fuerte contraste con el idílico pasado de Mark y Gemma mostrado en Chikhai Bardo (que podrían, en cualquier caso, ser vistos bajo el filtro de la mente de Mark). Separación T2

Por cierto, hablando de “tiempo desarticulado”, aunque no tenga que ver con el argumento de la novela de Dick, solo con el título: las diferentes salas por las que pasa Gemma en Chikhai Bardo dan que pensar en la gestión del tiempo dentro de Lumon. Es decir, originalmente los protagonistas pasan 8 horas en la oficina, ¿verdad? ¿Pero no pueden manipular a los dentris haciéndoles creer que pasan 8, cuando en realidad pasan 7, por ejemplo? ¿Y si hay una hora de su tiempo, o más, en las que son usados de un modo que desconocemos hasta el momento, en alguna de las otras salas?

El mundo en el alambre

Existe otra novela que logró anticiparse a nuestra era (por mucho) y fantaseó sobre la llegada de internet, la realidad virtual y los avatares de nosotros mismos. Es un poco posterior a la de Dick (1964), y se titula Simulacron 3, de Dan F Galouye. Es un librito que me tuvo obsesionado hace algo más de una década y que se anticipó a The Matrix de un modo semejante al de Tiempo desarticulado con El show de Truman. De nuevo, voy a tener que hablar sobre su desarrollo, por lo que si tienen interés en leerlo (o en ver sus adaptaciones para cine o televisión), mejor que ignoren este apartado.

‘Separación’ tiene parentesco estilístico con la mini-serie de Rainer Werner Fassbinder para la televisión alemana en 1973, ‘El mundo conectado’

En ella, el científico Douglas Hall trabajaba en un programa simulador de la realidad, que podría tener aplicaciones en el mundo real, tanto en economía como en política. Hall vivía en un mundo obsesionado con las encuestas (no contestarlas podía ser delito), y un buen día tenía que afrontar la desaparición de un científico amigo suyo. Una desaparición muy poco común, ya que parecía haber sido borrado de la existencia y nadie le recordaba excepto Hall… Nuestro sufrido protagonista descubría una conspiración que le llevaba a descubrir que había tras el velo de su realidad, y que tal como él podía crear una realidad inferior, “otros” podrían haber creado su propio mundo desde un espacio “superior”…

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Dr. Mauer (Robby Benson) y Sr. Drummond (Ólafur Darri Ólaffson) en ‘Separación’.

No, no estoy sugiriendo que en Separación el mundo “real” o el de Lumon sean simulaciones (al fin y al cabo, ya funcionan como realidades “superiores” e “inferiores” sin llegar a necesitar de lo virtual), pero los mecanismo de control sí que en cierto modo evocan a Simulacron 3, especialmente en aquellos momentos en los que vemos al Dr. Mauer (Robby Benson, ¿dónde has estado todos estos años?) y al Sr. Drummond (Ólafur Darri Ólaffson) vigilar desde su sala de control los movimientos de Mark S. o de Gemma.

Además, Separación tiene un parentesco estilístico con la alucinante mini-serie que Rainer Werner Fassbinder facturó para la televisión alemana en 1973 adaptando el libro de Galouye, El mundo conectado (“Welt am Draht”), totalmente recomendable para los amantes de la serie de Ben Stiller y Dan Erickson. Incluso la versión cinematográfica que en 1999 facturó Josef Rusnak, Nivel 13 (“The Thirteen Floor”), que estuvo en el momento de su estreno a la sombra de la todopoderosa Matrix y, a decir verdad, tenía mucho menos interés que la novela original o la adaptación televisiva de Fassbinder, presenta una escena en una carretera donde el protagonista descubre la verdadera naturaleza de su mundo que, sin tener el mismo significado, fue lo primero que me vino a la mente cuando a principio de temporada Cobel frenaba su vehículo tras su huida y se plantaba de cara ante un horizonte vacío y sin vida.

Grado absoluto

Muchas han sido las referencias televisivas comentadas que podrían haber influenciado Separación desde su inicio y ya han sido de sobra comentadas. Desde luego Perdidos y sus misterios dentro de otros misterios, además de su forma de evolucionar orgánica (es decir, temporada a temporada, sin disponer de un gran plan maestro, al menos de inicio), al igual que Twin Peaks y sus dualidades.

Cuando se reveló que Helly R y Helena Eagan compartían cuerpo, no pude evitar pensar en Número 6, el legendario protagonista de ‘The Prisoner’

También Westworld, serie que nunca pudo quitarse el sanbenito de ser una One-Season-Wonder y que quizá, argumentalmente, sea la que tenga parecidos más evidentes, con sus grandes corporaciones usando la tecnología para generar una gran cortina de humo (un parque recreativo con androides o un revolucionario sistema laboral) que esconde el deseo por parte de los magnates de esas corporaciones de de perseguir fines casi divinos, como la inmortalidad. Pero la serie que más se planta en mi cabeza a la hora de reflexionar Separación siempre es The Prisoner.

Adoro a los cuatro protagonistas de Separación. Mark logró echarse a la espalda el arduo trabajo de llevarnos por los pasillos de Lumon durante la primera entrega y admiro a Adam Scott, que me despierta kylemaclachlanescas simpatías (y créanme, esto es decir mucho). Pero mi personaje predilecto es Helly R. (increíble Britt Lower). También me ha fascinado Helena esta segunda temporada, y hasta tengo mis dudas de dónde empieza una y termina la otra, de un modo que no me ocurre con los tres restantes protagonistas (si bien el fueri de Irving sigue envuelto en misterio y tener a John Turturro es una gran bala en la recámara).

Separación

Britt Lower es Helly R. en ‘Separación’.

Cuando se reveló que Helly R y Helena Eagan compartían cuerpo, no pude evitar pensar en Número 6, el legendario protagonista de The Prisoner, de Patrick McGoohan, la más de culto de todas las series de culto de la historia de la televisión, de la que ya se ha escrito en esta web en más de una ocasión.

The Prisoner fue una serie británica que duró una única temporada en 1967. Su argumento prometía una vuelta de tuerca al mundo de las series de espías, que estaban bastante en boga por aquellos tiempos, en especial debido al éxito de James Bond. De hecho, su personaje principal parecía salido de una rutinaria serie del estilo que había protagonizado McGoohan con gran éxito anteriormente, Danger Man. Un buen día un agente secreto renunciaba a su cargo y era secuestrado y llevado a una localidad indeterminada llamada “La Villa”, donde estaba retenido contra su voluntad.

Cada semana, Número 6 ideaba planes para fugarse del lugar, a la vez que intentaba descubrir la identidad de su capturador, el misterioso Número 1. Pero episodio a episodio The Prisoner iba tomando un tono mucho más kafkiano. Poco a poco contemplábamos como lo que debía ser un ligero producto de aventuras se iba convirtiendo en un artefacto filosófico en torno al “yo” en un entorno social, a como los instrumentos de poder pretenden doblegar la voluntad del individuo, a como se puede fracturar la personalidad reconstruyendo la identidad y el pasado de la misma. Y de nuevo, tengo que pedirles que si pretenden verla, dejen de leer aquí, ya que debo revelar detalles clave…

La última hora de ‘The Prisoner’ fue algo tan radical y rompedor que de golpe nos hacía pensar que todo se había tratado de un estado mental del protagonista

Si The Prisoner fue rompedora hasta decir basta, alcanzó el cénit con sus dos últimos episodios, Once Upon a Time y Fallout. En el primero, Número 2, el archienemigo de Número 6, sometía al protagonista a una dura prueba llamada Grado Absoluto, en la que intentaba ponerle de rodillas de una vez por todas mediante un ejercicio que mezclaba la hipnosis y la tortura psicológica, en la que Número 2 se aparecía (siempre en un plano mental) en diferentes momentos del pasado del protagonista para quebrarle. Estos diferentes “molinos de la mente” son reminiscentes de las salas donde Gemma adquiere diferentes personalidades en Chikhai Bardo. El propósito parece distinto, sin embargo. Parece que a Gemma la estén, psicológicamente, cargándola de fragmentos o macrodatos. Como un ordenador que Mark, inconscientemente, está rellenando de información. ¿Con qué fin? ¿Para qué su cuerpo pueda ser ocupado por otra personalidad?

¿Han oído hablar de Raymond Kurzweil? No, no es el personaje de ninguna ficción. Es un científico y e inventor estadounidense, uno de los máximos exponentes de la singularidad. Kurzweil no solo cree que la inteligencia artificial nos otorgará una mayor calidad de vida y que nos permitirá vivir muchos más años. Como se veía en el documental Trascendent Man (Robert Barry Ptolemy, 2009) creía que el ser humano está compuesto de información, y, algún día, esa información podrá transmitirse a otros cuerpos, ya sean clones (como bien me apuntó el periodista Anxo F. Couceiro por BlueSky, las ovejas y la obsesión del personaje de Gwendoline Christie por los ombligos podría ser una referencia a la experimentación con clones), androides… o… ¿quién sabe?

The Prisoner

Patrick McGoohan en ‘The Prisoner’.

¿Cuerpos desprovistos de su identidad original, a los que se le han incluidos “paquetes de información”, de sensaciones, emociones y afectos en forma de códigos numéricos, que pueden ser “recargados” en 25 paquetes de diferente información? ¿Por eso fue necesario hacer creer al mundo que Gemma había fallecido, porque su identidad iba a ser destruida una vez fuera ocupada por algún Egan ansioso de inmortalidad? ¡Nos matarás a todos!, exclama un aterrorizado Mauer cuando Gemma y Mark escapan de su planta…Separación T2

El otro aspecto relativo a The Prisoner viene del episodio Fallout. La última hora de la serie de Patrick McGoohan fue algo tan radical y rompedor que de golpe nos hacía pensar que toda la serie en su conjunto se había tratado de un estado mental de su protagonista, de que todo tenía un componente simbólico y que, en realidad, la batalla de Número 6 era imposible de vencer, porque, en última instancia, todos somos prisioneros de nosotros mismos.

¿Qué vacío debía sentir Helena Eagan para, siendo verdugo, convertirse en víctima? ¿Ausencia de sentimientos reales?

Y además también incluía música, coreografía y recreación que hubiera hecho las delicias de Milchick, a ritmo del All You Need is Love de Los Beatles. ¿Qué vacío debía sentir Helena Eagan para, siendo verdugo, convertirse en víctima? ¿Ausencia de sentimientos reales? Lo admito, no soy tan buen detective como Irving: cuando vi Woe’s Hollow me comí con patatas su giro, como me ocurrió con el sombrero negro al final de la primera temporada de Westworld. Me dio un vuelco el corazón. Sentí lo mismo que Mark (la persona que vio conmigo el episodio, por cierto, lo captó enseguida y me confesó que lo venía sospechando desde el capítulo anterior debido a los matices en la interpretación de Lower e incluso en los colores de su ropa… algo que prometo examinar más detenidamente en una futura revisión). Separación T2

En Cold Harbor, en el conmovedor momento en el que ambos de despiden, cuando Helly R le dice a Mark yo soy ella, confieso que no tuve muy claro si era Helena hablando por Helly, o si se estaba dando una “reintegración natural” entre ellas dos. Preguntas, preguntas…Separación T2

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Fotograma del episodio Woe’s Hollow.

Por cierto, un detalle para maníacos. Originalmente, The Prisoner no estuvo solo diseñada por McGoohan, también estrella principal del show, sino que estuvo acompañado por el guionista y productor George Markstein, con el que tuvo unos conflictos seguramente similares a los de Dan Erickson y Mark Friedman. Markstein tenía en mente un plan diferente al de McGoohan, en el que Número 6 no era tan solo Número 1, sino que también había sido el creador de “La Villa”, como un lugar paradisíaco pero maldito para retener a espías y sonsacarles información… Víctima y verdugo, al igual que Helena.

Picos gemelos

Hay una parte de mí que desearía que la última escena fuera el último vistazo que nunca tuviéramos de Separación. Que Mark S. y Helly R. corriendo por los pasillos de Lumon a ritmo de The Windmills of your Mind (qué canción tan oportuna) se congelase en el tiempo y permanecieran así para siempre. Separación T2

Habla brillantemente de la dualidad a la que nos vemos abocados en estos días demenciales de estrés laboral y cruel capitalismo huracanado

Por otro lado, no hay ninguna serie en este momento, ni la ha habido desde la cancelación de Lodge 49, que me proporcione los estímulos que me da esta. (¿Qué fue de aquello de la Edad de Oro de las series?). Por lo que mi otra parte querría que Separación durase mucho, mucho más, si mantiene el nivel de sus dos primeras temporadas. Creo que ese sentimiento ha sido un efecto logradísimo de una serie que habla tan brillantemente de la dualidad a la que nos vemos abocados en estos días demenciales de estrés laboral y cruel capitalismo huracanado que parecen no tener fin ni freno.

Como espectador, tengo dos deseos opuestos. Uno dentri y uno fueri. ¿Cuál vencería si me reintegraran? ¿Cuál de los dos Mark decide dejar ir a Gemma, a la que ha buscado sin descanso durante toda la temporada, y tratar de escapar junto a Helly R, aunque sea una causa perdida? Sí, lo lógico es pensar que es Mark S., que no quiere perder la oportunidad de pasar unos últimos instantes con Helly R. ¿Pero cuál es su yo verdadero? Como mínimo, todos, personajes y espectadores, somos dos personas. La que somos y la que creemos que somos. A partir de ahí, somos muchos, muchos más.

Separación

‘Separación’ ya está al completo en Apple TV+.

De momento, vamos a dejarlo aquí. Quedan mil posibilidades en el tintero para seguir jugando con Separación. Los colores según la evaluación DISC, el Ikigai, la novela Cold Harbour, de Francis Brett Young, publicada en 1925, descubierta por un fan en un foro de la serie y con la que podría tener alguna conexión. Separación T2

La posibilidad de que la conciencia de Kier Eagan siga viva, en forma de datos, en Lumon, y realmente sea él quién ocupa el animatrónico cuerpo que se burla (y recibe la puya) de Milchick en el episodio final, mientras espera un “cuerpo real” del que disponer. Y la posibilidad de solicitar formalmente al Festival de Sitges que, al menos por una edición, cambien la Zombie Walk por la Severance Walk y, por una tarde, recorramos el pueblo con nuestras mejores galas de oficinista, en lugar de ir maquillados como muertos vivientes, como si recorriéramos con nuestro estilazo los pasillos de Lumon. Por si acaso, seguiré ensayando. Separación T2

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Ver más en Cult TV, Separación.

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