¿Se ha convertido Gillian Anderson en un témpano de hielo cortante?

No fuimos pocos los homínidos que cuando conocimos que la obsesión por lo X de David Duchovny traspasaba su rol como agente Mulder, nos lanzamos a Internet con la esperanza de encontrar algún video de la pareja de Expediente X en plena copula. Ni la red, ni el fumador, nos ofrecieron tamaño tesoro, pero la fantasía sexual perduró durante años gracias a la química entre una de las parejas seriéfilas más emblemáticas de la historia, pero especialmente gracias a esa tensión sexual que Chris Carter y su crew de guionistas iban alimentando capítulo a capítulo, y a la mítica portada con la que la Rolling Stone nos engatusó.

Recupero en mi adolescencia tardía (y a este paso perpetua) esos pensamientos de mi temprana adolescencia inducido por la imagen de perra, muy fría, que la señora Scully (aka Gillian Anderson) anda potenciando en sus últimas intervenciones en la pantalla chica. Una proyección de mujer dominante, calculadora, manejando siempre la situación, y desprendiendo una mirada glacial, casi cortante y amenazante, que a cierto tipo de varón pervertido se la pone dura.

«Este nuevo carácter fuerte y frío le están reportando sus dividendos en forma de numerosos papeles para la televisión, cuando muchos nos habíamos olvidado de su rostro»

Ese modelo de femme fatale adaptado a nuestros días, en los que muta su voz para emitir leves susurros, elimina cualquier facción de su cara que denote emoción, y compone una mirada gélida, propia de la etapa noir de la fallecida Lauren Bacall, lo ha reproducido con insistencia en sus últimas apariciones televisivas. Ya sea como psiquiatra de otra fría, calculadora, y en este caso, enfermiza mente… la del Doctor Hannibal Lecter en la notable Hannibal, como especialmente en el rol de esa detective inglesa inalterable y súper eficiente a la que da vida en la mini serie inglesa The Fall.

Un papel que pone de manifiesto esta nueva faceta explotada por la actriz, especialmente en las escenas de cama, y en su facilidad, libertad y acomodo para buscar el apareamiento con miembro del otro sexo cuando le pasa por el chomino.

Este nuevo carácter fuerte y frío le están reportando sus dividendos en forma de numerosos papeles para la televisión, cuando muchos nos habíamos olvidado de su rostro. Sin ir más lejos, este año ha estrenado Crisis, una serie de la NBC que no me voy a zampar bajo ninguna circunstancia, donde interpreta a una CEO de una importante compañía, con la que resulta fácil imaginarse en otro papel de mujer de armas tomar.

De seguir por ese camino corre el riesgo de encasillarse, pero aún más peligroso… de recibir una llamada a altas horas de la madrugada de un adicto al sexo confeso como el Sr. Duchovny, a quien seguro le debe excitar sobremanera ese temperamento «bitch», firme y controlador que se esconde bajo un témpano de hielo. Yo, como mierdas miedoso que soy, la nueva personalidad de la Anderson me acojona.