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Retrato de familia (Real) en 'La vida breve'.
Hoy llega a Movistar Plus+ la nueva comedia histórica La vida breve. Con ella, Cristobal Garrido y Adolfo Valor vuelen a la carga tras Reyes de la noche, una serie con título monárquico que ficcionaba a «monarcas» de la radio deportiva que actuaban más despóticamente que un soberano del siglo XVII. Cualquier coincidencia con la realidad de aquella serie es ya un recuerdo en la historia de las series españolas recientes.
Corremos un tupido velo y nos centramos (de aqella manera, pues todo tiene relación) en la nueva propuesta de este dúo creativo con el que siempre es un placer conversar, ya sea para desgranar de aquello que quieren hablar en sus series o para comprobar lo bien engrasada que está su química laboral. Uno no acaba la frase del otro, pero casi, vamos. Quienes tengan la oportunidad de ver La vida breve, protagonizada por Javier Gutiérrez en el papel de Felipe V, Leonor Watling como su esposa, Carlos Scholz como su hijo Luis I y Alicia Armenteros interpretando a la esposa de éste, Luisa, se encontrarán una serie que no sigue un patrón prefabricado; una especie de tragicomedia histórica con un carácter distintivo que pocas veces se destila en las series españolas. Y más aún en las de época.
A continuación reproducimos parte de la entrevista con sus creadores, ideal para abrir boca antes de ver la serie o bien leerla una vez degustada la serie. En todo caso, aquí queda:
Venís de ‘Reyes de la noche’ –un título monárquico no literalmente- y ahora os lanzáis a hacer una serie de monárquica. ¿Qué os ha llevado a querer contar esta historia?
Adolfo Valor: Pues bueno, desde luego lo que no buscábamos era hacer una serie de monárquica. No estaba en nuestros planes. Entonces fue como un como un accidente, descubrir la la historia de Luis. Y básicamente nos parecía como una historia muy apasionante que no se había contado y que pensábamos que podíamos contarla a nuestra manera. Había como muchos elementos que la hacían atractiva a nosotros y la de la monarquía era era como el envoltorio, era uno de ellos. Pero yo creo que, que que la idea de un chaval inexperto que sueña con hacer grandes logros y todo se le pone en contra, es un personaje muy nuestro.O sea, es una historia de perdedores, siempre lo decimos nosotros. Nosotros de Reyes no sabemos, pero sí que sabemos escribir a perdedores. ¿Y los cuatro son muy perdedores. Felipe, era un segundón en la línea de sucesión en Francia.
Él no estaba en las quinielas y desde luego no estaba en su cabeza llegar a ser rey de España era algo que le era totalmente ajeno. Y en el momento en el que llega aquí, con guerras, con todo el país en contra, se le pone todo muy cuesta arriba se le une enfermedad mental sin diagnosticar o diagnosticar de aquella manera o no queriendo ver la realidad. Y Farnesio (Isabel Farnesio) igual, es una segunda mujer. Ella sabe que su marido estaba totalmente enamorado de su primera esposa de la la Saboiana (Maria Luisa de Saboia) y y aún así ve a un hombre enfermo, ve a un hombre roto y consigue tirar de él y sacarlo adelante.

Cristobal Garrido (Izq.) y Adolfo Valor (Der.) en un retrato durante la promoción de ‘La vida breve’.| Crédito: Fabian Morassut – Movistar Plus+.
Y luego los dos chavales también son como dos personas con las que conectamos muchísimo. Tanto él como ella. O sea, ella es una. Es una tía a la que la historia, la Escrito muy muy mal la han puesto siempre en todas las antologías de de grandes locas de la historia, mientras que a Felipe lo meten en otro saco, y solo tienes que leer un poco para para entender que ella no, no estaba loca, era una persona con con trastornos alimenticios, era una persona muy díscola que recibió la mejor educación y le repateaba pertenecer a ese círculo tan selecto. Era probablemente lesbiana por todo lo que se cuenta en la época.
El gran escándalo que que explota a mitad de la serie sucedió de verdad, la tuvieron que encerrar de verdad porque la vieron rodeada de cortesanas y eh. Y son Pues eso, son cuatro, son cuatro perdedores. Lo que pasa es que son cuatro perdedores, que resulta que son reyes y ahí es donde nace el conflicto, no de cómo intentan salir adelante como buenamente pueden. ¿Porque nadie te enseña a ser rey, no?
Durante la serie sobrevuela esa esa pregunta de de forma indirecta no?: ¿Para qué sirve exactamente esto? ¿Bien, empezamos con dos campesinos que se lo preguntan y acaban con nuestros propios protas sin saber muy bien qué rol les ha tocado desempeñar en la historia y en esta historia, no? Y eso es lo que nos atrajo el de la historia. O sea, lejos de nuestra intención inicial, hacer una crónica de los Borbones. Eso fue después.
Cristóbal Garrido: «A lo mejor nos hemos equivocado y no es que el país no tenga remedio, sino que es la monarquía la que no tiene remedio. Creo que eso es lo que debería subyacer de la serie»
Buscaba conexiones con ‘Reyes de la noche’ y vi que a partir de una historia pequeña, hacéis una radiografía de un momento de un país, en este caso, España. Y me vino a la cabeza la frase de Felipe «Este país no tiene remedio». ¿Creéis que España no tiene remedio? ¿O es algo que pasa en todas partes?
Cristóbal Garrido: Bien, bien estos jardines me gustan (risas). No tiene remedio. Pero tampoco creo que haya ningún país que mirando hacia dentro piense –bueno más allá de Trump–, «este país es perfecto». En todas las casas se cuecen habas y todos los países tienen problemas. Pero es verdad que España tiene este sambenito y esta condena de estar cayendo una y otra vez en los mismos errores. Y da igual que lo veamos, da igual que esté clarísimo. Nos da lo mismo. Si vemos un charco, ahí que nos metemos.
Y la prueba más clara es la monarquía que nos ha tocado y los reyes que hemos tenido. Ha sido uno detrás de otro. Todos han cometido errores, a todos les daba. Al menos Felipe V –uno de nuestros protas–, era fiel a su esposa (risas). Esto es lo único que podemos decir «bueno». Que consiguió evitar esa pulsión sexual no controlada que tienen los Borbones. Al final tú vas revisando las biografías de todos ellos y da igual, es siempre lo mismo. A lo mejor nos hemos equivocado y no es que el país no tenga remedio, sino que es la monarquía la que no tiene remedio. Creo que eso es lo que debería subyacer de la serie.
¿Cómo se hace un casting para un Borbón? Es decir ¿qué buscabais a la hora de de de de fichar a los dos reyes? Porque con Javier Gutiérrez había una trayectoria y era más fácil. Pero sobre todo Carlos Scholz que, de entrada, tiene una cara muy borbónica, eso es verdad ¿Qué buscabais en él?
Adolfo: Pues mira cuando vimos su prueba, lo primero que nos llamó la atención, en cuanto apareció en pantalla, fue su cara. Pensamos «Uau qué cara más guai»? Y lo mejor es que luego entendió el personaje a la primera. Nosotros estábamos preocupados con Luis I. De todos los personajes yo creo que era el más difícil de encontrar y pensábamos que íbamos a tardar muchísimo. Y de repente saltó el gordo muy pronto. Fue de las primeras pruebas que vimos ¿no?
Cristóbal: Sí. Y es verdad que han hecho la prueba, tanto para Luis como para Luisa, medio gremio del audiovisual de actores y actrices jóvenes. Y había muchos que estaban muy bien, había muchos que tenían un físico increíble, había muchos que entraban, que funcionaban bien. Pero es que en el caso de Scholz, lo vimos clarísimo. Es lo que dice Adolfo. Cuando tú ves una prueba que entiendes todos los chistes, entiendes todo el viaje, entiendes cuando te tienes que poner más dramático y más emotivo…además de tener un físico muy Cayetano, que le iba perfecto.
Y es una cosa que en realidad nos daba igual, porque Javier Gutiérrez poco tiene que ver con un Borbón, físicamente. Para nosotros lo importante es el talento. Pero en el caso de Carlos se juntaban las dos cosas. Y es que encima es un tío que va a tener una carrera impresionante porque es muy buen actor y encima es que es más majo que las pesetas.
Adolfo: Y luego, en cuanto le conocimos, la conexión fue instantánea. Encaja súper bien en nuestra filosofía de trabajo, es súper disfrutón, increíblemente profesional, súper responsable… Y ha visto desde el primer momento que este era un papel súper rico que podía ir por por mil sitios, y lejos de achantarse o de venirse abajo, veía con ganas cuando le tocaba un mano a mano con Javi, o cuando de repente le llegaba un número musical y tenía que bailar. Ha disfrutado muchísimo el rodaje y eso encaja mucho con nosotros, que somos muy disfrutones. No venimos aquí a pelearnos, todo lo contrario. De repente le decíamos al equipo «no vamos a tener muchas oportunidades de hacer una serie de poca, disfrutémoslo porque va a ser guay». Y yo creo que ha sido así.

Carlos Scholz es Luis I en ‘La vida breve’.
También quería hablar de Alicia Armenteros, que para mí es la gran revelación de la serie. ¿Qué visteis en ella?
Cristóbal: A Alicia ya la conocíamos porque habíamos hecho con ella Días mejores. Ella tiene un papel pequeñito, hacía de la de la compañera de piso de Alba Planas. Y hubo un momento en que nos que nos decían «Alicia está como triste porque no encuentra trabajo, se va a volver a Galicia». Y nosotros que ya estábamos escribiendo la serie, pensamos «que no se vaya» porque la veíamos clarísima. Por su físico, por su energía, por cómo es ella de de divertida y de mamarracha un poco a veces. Es una tía muy divertida y es muy buena actriz. Nos pasaba lo mismo que con Carlos, que entendía perfectamente los chistes, que eso es muy difícil. Encontrar actores que entiendan la comedia sin que se la tengas que explicar es muy difícil. Y ella ya lo tenía.
Encima tiene una cosa que cuando haces, cuando haces castings también lo veíamos, era cómo: «Esta chica hace gracia, pero es que esta otra es graciosa». Y ella lo es. Porque hay gente que puede tirar bien un chiste, pero cuando ya eres graciosa de natural, es algo que ya traes de casa se valora mucho. Y con Alicia, para nosotros fue una apuesta muy personal porque ya la conocíamos, pero la hicimos hacer todas las pruebas e hizo casting también con junto con todo el mundo. Y al final pesó el que para nosotros era ella.
Adolfo Valor: Nos encanta que sea difícil de definirla. Nos encanta que que empiece siendo una cosa y acabe siendo otra.
Su pelo, su cara…todo su físico era el personaje. Y como decía Adolfo, era muy complicado. Muchos actores jóvenes obviamente no tienen la carrera que tienen Javier Gutiérrez o Leonor Watling. Es difícil encontrar gente que sea realmente buena y que aguante el tipo, en una secuencia con actores de ese calibre. Hemos tenido una suerte increíble, y también gracias nuestras directoras de casting, que son las mejores, y han hecho un muy buen trabajo.
Adolfo: Con Alicia, después de rodar dos temporadas de Días mejores, en la fiesta de fin de rodaje todo el equipo se ponía a su alrededor y ella se ponía a contar burradas y estábamos todos muertos de risa. Por eso cuando empezamos a escribir pensábamos en ella, porque ella tenía el carisma, la chispa y la gracia que requería este personaje. Es su primer prota, pero es que se lo merece. Está preparada para ello. Y de nuevo, es un personaje muy complicado que pasa por muchos sitios. Acaba siendo increíblemente vulnerable cuando le vas quitando capas de gamberra. Yo creo que ha hecho un trabajo increíble. Creo que la gente va a flipar con Carlos y con Alicia.
‘La vida breve’ es una serie difícil de definir. Trata de la monarquía, pero no es monárquica. Empieza muy como comedia, pero al final es una tragedia muy bien cerrada. ¿Vosotros cómo la definirías?
Adolfo: Pues lo estás haciendo muy bien. Muy acertado todo lo que dices. Nos encanta que sea difícil de definirla. Nos encanta que que empiece siendo una cosa y acabe siendo otra. Que cualquier idea preconcebida que pueda tener el espectador se le vaya desarmando conforme descubra la historia. Todas esas cosas son bonitas porque –no sé si es lo que buscábamos en la escritura– es lo que fue saliendo de forma natural y nos gusta mucho sorprendernos cuando estamos escribiendo, porque eso hace que que el espectador se sorprenda, ¿no?
Aunque no es una influencia directa, recuerdo la sensación de estar viendo Barry de Bill Hader –una serie que empieza siendo como una comedia muy descacharrante, y que las últimas temporadas son una cosa negrísima– y pensar que aunque nosotros no queríamos exactamente eso, yo pensaba «joder, qué guay tener la libertad de poder hacer algo así». Y la libertad te la pones tú. Que guay poder empezar por un lado y acabar por otro. Y aunque el final es trágico y todo te va llevando hacia hacia ese final, mola que la serie no deje de sorprender, ni desarmarte.

Alicia Armenteros es la Reina Luisa Isabel en ‘La vida breve’.
También el final tiene cierto un punto alegre. Porque al final la vida es breve para todo el mundo que la vive, te mueras a la edad que te mueras. Y siento que la serie tiene un punto celebratorio en ese aspecto, de «es lo que hay», ¿no?
Cristóbal: Sí que es verdad que en el caso de los Reyes, hay un punto de tienes que compadecerles. Aunque tú piensas «tenéis todo el privilegio del mundo, os estáis beneficiando de una posición social que no es justa, que a día de hoy ya es hasta antidemocrática». Pero es cierto que aunque son Reyes –y que Francia les cortaron la cabeza diez minutos después de lo que de lo que pasa en la serie –, como guionista tienes que compadecerte y tienes que quererles y estar con ellos. Para nosotros eso era importante.
Si te fijas, por ejemplo, y lees en la Wikipedia el final que tuvo Luisa piensas que es un final trágico y tenebroso pero le dimos un poco la vuelta pensando que quizás para una chica como ella en un momento como ese, lo mejor fue acabar en un convento en lugar de en otro matrimonio forzado y que allí se lo pasaría en grande con las otras internas. Todo tiene su su parte buena y su parte mala. Y hemos intentado darles a todos un poquito de luz. Es verdad que Felipe V acabó fatal porque era lo que debía pasar y Farnesio tiene también su pequeño momento de poder, aunque sea breve, que era lo que realmente quería.
Solo por las localizaciones, el vestuario, la fotografía o la dirección da la sensación (y se transmite) que os lo habéis pasado muy bien rodando la serie. ¿Con qué os lo habéis pasado mejor y peor en este proyecto?
Adolfo: Lo hemos disfrutado de cabo a rabo. La escritura fue muy buena. Y el rodaje, aunque ha sido duro y complicado porque estábamos en localizaciones muy especiales, estábamos rodando en los palacios de verdad y hay que tener un cuidado increíble. Todo el diseño de producción de la época es complicado, pero nos lo hemos pasado muy bien. Todo el equipo estaba enchufadísimo y creía muchísimo en la historia. Nos conocíamos con casi con todos los departamentos de anteriores rodajes. La maquinaria estaba bastante engrasada y yo creo que nos lo hemos pasado guay. No sé, Cris, ¿tú con qué lo has pasado peor’
Cristóbal: Yo, eh, sufría todo el rato por los palacios. Por las lámparas (risas). Cuando de repente una pértiga o un micrófono tocaban una lámpara, o el riesgo de romper sin querer un cristal que tiene más años que el palacio…Yo ahí lo pasaba muy mal porque además, yo que he sido criado por una una madre de «No toques los cristales, no pongas los pies ahí» (risas). Es que al final estás en un museo y es muy complicado rodar ahí de forma regular. Tienes una cosa maravillosa que es el poder rodar en los sitios donde pasó la historia y de repente tienes a Felipe V escuchando a Farinelli en el mismo sitio donde Farinelli cantaba realmente.
Entonces recrear ese momento, las dos de la madrugada en el palacio de en el Palacio de la Granja, todo iluminado con velas falsas –porque obviamente no puedes encender velas en un palacio real– lo hace todo más complicado. Pero vivir ese momento en directo es muy guay. Y yo creo que eso compensa todas las limitaciones que tiene. Porque es verdad que que no puedes hacer muchas cosas: no puedes sentarte en las sillas reales, no puedes tocar las mesas, no puedes abrir las puertas o las cortinas… pero al mismo tiempo te da cosas maravillosas que por suerte hemos podido tener, y que hasta hace poquito nadie había tenido. Eso es un privilegio increíble.

Javier Gutiérrez y Leonor Watling, reyes eméritos mucho antes que actual.
Está en La vida breve el recurso del anacronismo, pero habéis usado muy bien el léxico. ¿Cómo encontrabais el equilibrio interno entre no pasaros demasiado haciendo algo muy moderno o al revés? Me interesa saber cómo habéis trabajado esta comedia anacrónica ambientada en esa época.
Cristóbal: Ser riguroso con el lenguaje, era imposible, porque si hubieran hablado como se hablaba en aquella época no se entendería. Tu lees las cartas de esa época y no se entiende lo que dicen…
Adolfo: La concesión principal es el lenguaje, ellos hablaban en francés la mayor parte del tiempo. Partiendo de ahí, lo que intentábamos es que el lenguaje de la Corte fuera lo más acorde con aquella época, sin que necesitase ayuda de traducción simultánea (Risas). Y de vez en cuando, sí que nos interesaba romperlo con los personajes jóvenes. Pero bueno, no solo con los personajes jóvenes, también con Felipe. Quiero decir, es que somos españoles, estoy seguro de que Felipe V decía palabrotas. Estoy seguro de que en mitad de cualquier acto protocolario alguien se rascase los huevos. Es que eso pasaba porque éramos personas y éramos españoles. Y pasaba lo mismo que pasa ahora.
O sea, en mitad del acto más distinguido alguien se podía tirar un pedo perfectísimamente y más aún estos personajes, como Felipe, que era una persona que se saltaba el protocolo constantemente. Entonces, queríamos cuidarlo todo y ser rigurosos, pero a la vez romper eso de vez en cuando, cómo con la música, que es base de instrumentos de entonces pero en algún momento eso se rompe y de golpe suena Johnny Holiday, por ejemplo. O con el personaje de Alicia, que representa el punto de vista del espectador, tenía que tener una mirada muy contemporánea porque es una tía adelantada a su época.
¿Dejábais improvisar en ese sentido?
Cristóbal: Con Diego Núñez Irigoyen, que es nuestro director de los tres primeros episodios (Adolfo dirigió los tres siguientes), él venía de Argentina con un proceso muy divertido que básicamente era «gritar acción», darle REC a la cámara y a partir de ahí era todo improvisar, improvisar, improvisar. Y cuando ya entraban en el mood de la escena y los personajes tenían como algo coloquial entre ellos, les decía: «y ahora decid el texto» y todo este este tramo en el que iban improvisando, nos daban morcilla, nos daban cositas divertidas que luego quizás no todo se usa en montaje pero te ayuda a encontrar un tono, a relajar a los actores y que quede todo más natural.
Porque la verdad es que el miedo con esta serie era que todo se viera muy encorsetado y muy falso, muy teatral. En el que tú te pones literalmente un corsé, todo es como un poco más acartonado, pero hay muy poca improvisación en la serie. No hay mucho, hay cositas, hay frasecitas, pero la mayoría de las frases más llamativas ya estaban en el guion como cuando Felipe ve a su esposa, Farnesio, pasándoselo bomba con Farinelli y le da todo el ataque de celo y dice «me cago en su puta madre».

Los reyes Luis I y Luisa, dándolo todo en Palacio en ‘La vida breve’, disponible en Movistar Plus+.
Hay una frase hacia el final de la serie en la que Luisa le dice a Luis que será «un paréntesis en la historia de España». ¿Qué creéis que aún perdura de ese paréntesis en la España actual? Por suerte, la medicina que practica el personaje de Pepe Viyuela no…
Adolfo: Pues mira, yo creo que los consejos de ministros no deben de haber cambiado mucho. Creo que los intentos de cambiar las cosas siguen siendo tan difíciles, siguen generando la misma frustración. Cuando Luis consigue por fin ver cómo vive la gente, se da cuenta de la enorme diferencia social entre unos y otros, entre los privilegiados y los que no lo son. Esa idea de España que algunos están empeñados en transmitir a hierro y fuego al resto, eso sigue pasando.
Hay un montón de cosas que nos lo recuerdan. De hecho, cuando rodábamos este tipo de escenas era muy fácil meterse en el mood, ¿no? Porque de repente veías esa lista imposible de gastos que es otra de las cosas que está cogida de la realidad. O sea todo el gasto loquísimo que supuso tener a dos familias reales, a dos parejas reales y el traslado a Segovia…Eso fue una sangría para el gobierno. Y hay un montón de cosas con las que te ves reflejado, no? Conforme escribíamos, veíamos como hay cosas que siguen pasando.
Cristóbal: Sí. Fíjate que hay un momento en el que Luis intenta, hacer un recorte en la Casa Real, que cualquiera que lo vea podría decir «mira, bueno, están dándole un rollo progre a su protagonista» pero eso fue rea. Él lo intentó hacer, quiso recortar los presupuestos porque obviamente le parecía que habían cosas muy inecesarias, como en la escena de las nosecuantas cacatúas. Y la reacción de Farnesio y de Felipe V en su residencia (llamada «La Granja») fue real, eso de «oye, que nos quitan el dinero, que nuestros hijos no van a poder pasear al caballo porque nos quitan las caballerizas».
Esto fue fue tal cual así y fueron una mano negra para para boicotear el nuevo recorte, el nuevo presupuesto para esto. Y es de lo poquito que le dio tiempo a hacer y de lo poquito que está documentado, porque son 7 meses de reinado, pero es lo que dice Adolfo, que vivimos en una actualidad bastante parecida. Y aparte, lo peor es que como casi sin esperanza de que eso puedan cambiar y más con los tiempos que vienen. Parece que estamos un poco condenados a a a vivir esta desigualdad y que los privilegiados y el privilegio se perpetúe aún más.
Todo para el pueblo, pero sin el pueblo…Ya para ir terminando. Mirando al futuro, ¿qué otro momento histórico os gustaría abordar en una potencial serie? Que a lo mejor ya debéis estar escribiendo, ¿no?
Cristóbal: No ,ahora mismo no hay ninguna en proyecto pero sí que me gusta mucho la idea de de hacer una cosa que, parece como súper pretenciosa (pero cualquiera que me conozca sabe que eso está fuera de mi universo) que sería hacer como una especie de «episodios nacionales» tocando determinadas cosas. ¿Con el periodismo deportivo primero, la monarquía luego… Ir haciendo como pequeñas antologías. A mí hay una cosa que «me pone un poco cachondo» que es ir tocando ciertos poderes del país. Hasta ahora lo que nosotros sabemos es que a día de hoy el periodismo deportivo es el de los más poderosos.

Una pareja creativa muy bien avenida | Crédito: Fabian Morassut, Movistar Plus+.
De esto podéis dar buena fe…
Cristóbal: Totalmente. Estos ya sabemos que son los que no se pueden tocar.
Tenéis que buscar personajes muertos.
Cristóbal: Exacto, a Josep Pedrerol no lo podremos hacer (risas). Pero a mí sí que me apetece mucho, mucho hablar de hablar de política. Eso me apetece un montón. Me interesa muchísimo la política y es verdad que es muy complicado porque a las plataformas les da miedo esta cosa de la polarización y de que les digan en Twitter que «voy a anular mi suscripción» (que en realidad luego, no se va nadie). Pero bueno, les da mucho miedo el ruido.
Adolfo: Bueno, tenemos ahí como un montón de ideas que nos gustarían y algunas, mmm, están en alguna época en el pasado y otras no. Vamos mirando. Historia a historia y proyecto a proyecto. No tenemos como, una ambición clara de decir «vamos a hacer ahora la nueva serie el desastre en Cuba», por ejemplo. No llegamos a las historias así, nos la vamos encontrando y es lo que nos apetece hacer en cada momento.
A seguir pues con la buena línea de La vida breve. ¡Mucha suerte con con la serie!
Cristóbal: Genial, muchas gracias.
Adolfo: ¡Hasta la próxima!