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Creador de 'El caso del Sambre'

Jean-Xavier de Lestrade: «Con la ficción realmente puedes adentrarte en la mente de los personajes»


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Entrevistamos a Jean-Xavier de Lestrade, creador del mítico true crime 'The Staircase', de cara al estreno en Movsitar Plus+ de su última creación, 'El caso del Sambre': una desgarradora miniserie de ficción que consigue retratar todos los fallos del sistema en un terrible caso real.
El caso del Sambre

Alix Poisson, una de las protagonistas de 'El caso del Sambre'.

Este lunes 27 de mayo llega a Movistar Plus+ El caso del Sambre, la nueva serie de Jean-Xavier de Lestrade, creador original de la docuserie The Staircase y por ende, uno de los nombres clave a nivel mundial, junto a Andrew Jarecki (The Jynx), Laura Ricciardi y Moira Demos (Making a murderer) o Sarah Koenig (el podcast Serial), del boom del true crime como género con entidad propia que estamos viviendo actualmente.

Ganador del Oscar en 2002 a Mejor Documental por Un culpable idealde Lestrade ha cultivado una interesantísima carrera alrededor de crimines reales y la búsqueda de la justicia tanto en formato documental como en ficción. Tras el éxito de The Staircase y su temporada-secuela, el grueso del trabajo de este realizador y guionista francés se ha centrado en la ficción, con destacadas series como La vida de Manon o Laëtitia o el fin de los hombres, ambas estrenadas en su día en Filmin. 

Esta vez la serie que nos ocupa es El Caso del Sambre, una impresionante miniserie de seis episodios (de emisión semanal en Movistar Plus+) en los que Jean-Xavier de Lestrade, director y co-creador de la serie junto a Alice Geráud y Marc Herpoux, vuelve a poner el dedo en la llaga de la sociedad en su conjunto, desmembrando, capítulo a capítulo, el pieza a pieza de un sistema que lleva fallando, de forma endémica durante décadas, cuando se trata de dar respuesta de una forma sensible y resolutiva, a los crímenes sexuales contra las mujeres.

El caso del Sambre

Clémence Poésy y Patrick Descamps protagonizan el capítulo centrado en la investigación científica.

La historia real de El Caso del Sambre es desgarradora y frustante a partes iguales, además de una de las mejores series estrenadas este año. El buen hacer de Lestrade y su equipo, además del estupendo reparto coral que va cambiando en cada episodio (con nombres potentes del cine francés como Olivier Gourmet, Noémie Lvovsky, Patrick Descamps o Clémence Poésy) así como los personajes recurrentes (interpretados por Alix Poisson, Jonathan Turnbull, Julien Frison o Louise Orry-Diquéro, configuran una eficaz radiografía, contada a seis tiempos, de un caso que nunca debió haber tardado tanto en resolverse.

El Caso del Sambre es un buen ejemplo de lo mucho que puede (y debe) aportar la ficción a la hora de abordar casos reales de alta sensibilidad, que consiguen plantear preguntas incómodas cuyas respuestas revelan los tabúes con los que vivimos, los prejuicios que arrastramos y las miopías de un sistema demasiado congestionado e insensibilizado. De todo ello hablamos con Jean-Xavier de Lestrade en la conversación que reproducimos a continuación.

Para quienes no conozcan el caso, sobre todo en España. ¿Qué puedes contarnos sobre la historia real en la que se basa El caso del Sambre? ¿Fue un caso muy mediático en Francia a lo largo de los treinta años que duró o sólo se conoció una vez que se encontró al violador?

Jean-Xavier de Lestrade: Sí, de hecho, tampoco fue un caso muy conocido en Francia, sólo se supo algo más en el norte de Francia, cuando el violador fue arrestado, allá por 2018 pero sorprendentemente no fue un caso muy mediático. Por aquél entonces yo tampoco lo conocía, por ejemplo.

Empecé a conocer el caso más adelante, cuando una periodista que lo estaba investigando con la idea de escribir un libro, Alice Géraud, me visitó y empezamos a pensar en la idea de hacer una serie y nos pusimos a trabajar en la historia. Un poco más tarde, cuando empezó el juicio, hace tan solo dos años, sí fue cuando el caso empezó a ser noticia en toda Francia y se fue conociendo más. El caso real es básicamente lo que contamos en la serie: un hombre violó, quizás, a más de cien mujeres a lo largo de 30 años impunemente. No sabemos cuándo empezó exactamente, pero la primera víctima conocida fue en 1988 y la última en 2018. 

«Tenía claro que no quería el típico esquema sobre una investigación criminal o policial al uso.»

La estructura de la serie, con cada episodio centrado en un personaje, me parece como “una especie de Rashomon a través de tres décadas de hechos». Cada personaje permite una progresión en el tiempo que resulta muy frustrante hasta el final, cuando es directamente devastador. ¿Por qué eligió contar la historia así?

Estuvimos unos tres o cuatro meses tratando de encontrar la mejor forma de contar la historia. Teníamos muchos materiales de la investigación de Alice, acceso a las víctimas, mucha información sobre el violador y su entorno y sobre la investigación policial pero la cuestión era cómo contar con la perspectiva de esos treinta años. Ese fue el reto principal.

Tenía claro que no quería el típico esquema sobre una investigación criminal o policial al uso, sobre todo, porque queríamos mostrar que –el hecho que durante tres décadas no se resolviera el caso– no se debía tan sólo de un problema policial, sino que también era consecuencia de los problemas del sistema judicial, de la política, de cómo la ciencia psicológica explica o se acerca a los criminales sexuales…queríamos reflejar esas tres décadas de transcurso de la historia pero también mostrar cómo la sociedad como conjunto éramos culpables de esta situación. De alguna forma, plasmar la idea de que todos nosotros no quisimos ver lo que sucedía con estas violaciones contínuas.

No fue hasta pasados esos tres o cuatro meses de darle vueltas a la estructura que nos decidimos por centrar cada episodio en un personaje concreto, con elipsis temporales de cinco o diez años entre episodios, con el primer episodio centrado en la primera víctima y en la policía, el segundo sobre el sistema judicial, el tercero sobre política, hasta llegar al último episodio, centrado en el violador. 

El caso del Sambre

Jean-Xavier de Lestrade en un retrato oficial.

En nuestra última entrevista, cuando hablamos sobre  Laëtitia o el fin de los hombre, dijiste que no hay mucha diferencia en tu trabajo de investigación cuando haces un documental o una ficción y las razones por las que entonces elegiste la ficción. Hoy repito la pregunta, ¿Por qué elegiste la ficción para contar este caso y qué te ofrece la ficción que no pueda ofrecer el documental? 

Con la ficción realmente puedes adentrarte en la mente de los personajes. En este caso, por ejemplo, te permite seguir la primera víctima durante treinta años: estar con ella en su vida íntima y familiar y mostrar las consecuencias de esa violación a lo largo de toda su vida. Del mismo modo, solo la ficción nos permite entrar en la mente del violador y jugar con la ironía de saber quien es desde muy temprano en la narración. Además, creo que la ficción te permite llegar a más públicos. En Francia, El caso del Sambre, ha sido un gran éxito de audiencia precisamente porque es ficción, con unos siete millones de espectadores por capítulo. El género documental te permite tener un mensaje más construído y presentar unos hechos más detallados pero, como narrador, no siempre te permite acercarte emocionalmente a las víctimas como desearías.

El trabajo de los actores también es asombroso. Quiero centrarme en dos personajes principales que aparecen a lo largo de la serie, Christine Labot (Alix Poisson), la primera víctima y Enzo Salina (Jonathan Turnbull), el violador. Creo que tener estos dos polos opuestos desde el principio es como jugar con las cartas sobre la mesa, lo cual es muy honesto. ¿Cómo abordó el trabajo de ambos actores?

Lo que encontré muy difícil fue que al no rodar en orden cronológico y cruzar constantemente líneas temporales, los actores, por ejemplo, Alix Poisson que interpreta a Christine, podía empezar la jornada interpretando a Christine con veintitantos años en 1988, y luego en la misma jornada y tras tres o cuatro horas de maquillaje, interpretarla a los cuarentaytantos años, lo cual le podía acarrear cierta desorientación y trabajamos mucho el enfoque del personaje. 

Luego, respecto a los dos personajes principales, Christine, la víctima original y Enzo, el violador, interpretado por Jonathan Turnbull (en su primer papel destacado) los dos comparten el hecho de vivir en un cierto estado de negación. Ella vive negándose a aceptar que la han violado mientras que él se autoengaña negando sus violaciones y diciendose a sí mismo que no es él quien las perpetra. En su día a día, Enzo, ejerce de buen padre, buen marido, buen amigo, entrenador de fútbol, compañero y todo el mundo le aprecia, y ese Enzo es el que a su vez, se niega a aceptar que es el mismo Enzo que a las seis de la mañana, antes de ir trabajar, comete esas terribles violaciones en los alrededores del río Sambre. 

«La dificultad en este caso es que hay alrededor de 50 víctimas reconocidas por la justicia y era imposible reunirse con todas ellas»

Hablé mucho con Jonathan sobre esta idea y sobre cómo el 95% del tiempo su personaje olvida sus crímenes pero hay ese 5% restante, esos momentos aleatorios, en los que es plenamente consciente y debemos sentir también esa tensión interior que siente. En este sentido, me gusta mucho la escena del segundo episodio cuando está en la comisaría y ve su retrato robot. Mis indicaciones a Jonathan fueron que debía convencerse a sí mismo que ese no era él, no de la misma forma que lo hace Enzo para salir de situaciones así. Así que en general, para los dos personajes jugamos mucho con estos conceptos de negación constante. 

El caso del Sambre

Jonathan Turnbull es Enzo Salina, el violador de ‘El caso del Sambre’.

Tu sensibilidad resulta muy natural a la hora de abordar el tema, fruto del trabajo previo de investigación y entrevistas con víctimas reales, ¿verdad? ¿Cómo trasladar eso al trabajo emocional de los actores? ¿Y cómo evitas el dolor de revictimizar de nuevo a las víctimas.

La dificultad en este caso es que hay alrededor de 50 víctimas como mínimo, reconocidas por la justicia y era imposible reunirse con todas ellas pero Alice Géraud se entrevistó con unas 35 víctimas para la investigación de su libro y ese grupo de víctimas sabían en todo momento que estábamos escribiendo una serie también, cuál era el objetivo de la serie y fueron informadas de cada nuevo paso en la producción de la serie.

De ahí, por ejemplo, salió el personaje de Christine, la primera víctima, que no se trata de una víctima real sino de una amalgama de tres o cuatro víctimas reales a las que interpretamos. Por eso en la serie no encontrarán una fotocopia idéntica de sus casos personales, más bien elementos y detalles que podrán reconocer. Eso fue muy importante para nosotros y para no caer en algo tan terrible como la revictimización. El segundo punto muy importante fue no glorificar o glamorizar al violador. 

El caso del Sambre

El juicio final, protagonista del sexto capítulo de ‘El caso del Sambre’.

Eso suele ser muy difícil de conseguir. 

Sí, muy difícil. Normalmente en series o películas así los criminales suelen ser personajes fascinantes –y lo son, claro, hasta cierto grado– pero sobre todo era muy consciente que quería tratarlo como a un personaje patético. Alguien al que sí, sus seres queridos quieren, pero cuya vida no tiene nada de especial ni fascinante, es una persona ordinaria y corriente. Y volviendo a las víctimas, también fue importante dejarles ir a su ritmo cuando les enseñamos la serie, sin presionar. Y su feedback fue muy positivo y por eso creo que, en última instancia, el relato de las serie es también un relato colectivo suyo y eso hace que su rol en la serie vaya más allá del de ser solo las víctimas, que sea proactivo en lugar del de seguir siendo victimizadas otra vez. 

En este sentido, y para finalizar, me gustaría ir al plano final de la serie. Sin desvelar demasiado, tuve la impresión que ese plano es todo un homenaje sutil tuyo y de la serie, a las víctimas reales, ¿Es así?

De hecho sí, eres el primero que me hace esta pregunta y que se da cuenta de lo que rodea a la protagonista en ese último plano. 

Que estén atentos los espectadores, pues. 

Así es. 

Gracias por atendernos una vez más, mucha suerte con El caso del Sambre, a ver si continúa aquí el éxito que tuvo en Francia, porque es una serie muy potente que merece ser vista. 

Gracias a vosotros, hasta la próxima.

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